Cada uno de nosotros tiene la necesidad de sentirse amado, aceptado y seguro. Desafortunadamente, intentamos satisfacer esas profundas necesidades en los lugares equivocados. Buscamos identidad, propósito y seguridad en lo que nuestros corazones y la sociedad llaman éxito; el estatus, la belleza, la riqueza financiera, las relaciones, la aprobación de los demás y las posesiones materiales son ejemplos de lo que creemos que nos hará felices.
Sin embargo, la felicidad que estas cosas brindan es breve y temporal. Solo pueden satisfacernos por un corto tiempo, dejándonos con un anhelo de más. En nuestro intento de encontrar identidad, propósito y seguridad, nos esforzamos más allá de lo saludable en el trabajo, compramos cosas que rara vez necesitamos e intentamos impresionar a personas que quizás ni siquiera conocemos. A menudo nos sentimos como si estuviéramos corriendo en una caminadora, corriendo y corriendo sin llegar a ningún lado.
Nos sentimos así porque esas cosas no están diseñadas para satisfacer nuestras necesidades más profundas. Solo Dios puede hacerlo. Blasé Pascal, un matemático y filósofo del siglo XVII, dijo: “Hay un vacío en forma de Dios en el corazón de cada hombre que no puede ser llenado por ninguna cosa creada, sino sólo por Dios el Creador, hecho conocido a través de Jesucristo”.
Dios, en Su gracia, envió a Jesús para hacer lo que nosotros no podíamos hacer por nosotros mismos. Él vivió la vida perfecta que nosotros deberíamos haber vivido, pero no pudimos. Luego, murió en la cruz para recibir el castigo que tú y yo deberíamos haber recibido por nuestros errores; ¡Él murió en nuestro lugar! Pero no permaneció muerto; resucitó para demostrar que nuestro pecado y su consecuencia (la muerte eterna) han sido derrotados; por lo tanto, no tenemos nada que temer.
El Evangelio de Jesús es la Buena Noticia de que, debido a la vida, muerte, sepultura y resurrección de Jesús, podemos estar seguros de que somos amados por el Dios Todopoderoso (Rom. 5:8), hemos sido aceptados como Sus hijos (Juan 1:12), y nada ni nadie puede cambiar eso (Rom. 8:37-39). Esta Buena Noticia no es solo nuestro boleto al cielo, sino también la fuente de la que obtenemos sabiduría y poder para vivir cada día.
Debido a lo que Jesús hizo por nosotros, podemos encontrar nuestra identidad, propósito y seguridad en Él y no en lo que nuestra carne o el mundo nos dice. Por eso, Pablo escribió estas palabras en su carta a los Corintios:
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos." - 2 Corintios 5:14-15
La palabra traducida como "constriñe" también puede traducirse como "mantiene unidos". Pablo estaba tratando de comunicar que, debido a lo que hemos recibido en Cristo, podemos estar arraigados en Él y permanecer firmes sin importar lo que venga. Para saber que somos amados, aceptados y seguros, debemos meditar diariamente en la bondad de Dios y Sus promesas.
Esta semana, serás desafiado a leer Escrituras que te ayudarán a comprender quién eres en Cristo y el propósito para el cual Él te creó. Ora para que Dios te ayude a encontrar lo que más necesitas sólo en Él.